SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ, (1846-1932)

 

El 30 de enero de 1846, en Sevilla, nacía la futura Beata y más tarde Santa que hoy celebramos. Sus padres, Francisco Guerrero y Josefa González. Eran pobres pero honrados. Tuvieron catorce hijos, pero solo seis llegaron a mayores de edad. Sus padres eran, hasta la exclaustración de los religiosos en 1836, los cocineros del Convento de los Padres Teatinos de Sevilla. Su padre murió pronto. Sin embargo la madre llegara a ver la obra de su hija, y las Hermanitas de la Cruz la llamaran con el dulce nombre de "la abuelita" y quedaran admiradas de las muchas virtudes que florecían en el jardín de su alma. Ella supo transplantarlas al jardín del alma de su hija Ángela.

Los apuros económicos de la casa impedirán que Angelita dedique muchos años a su formación intelectual. Apenas sabrá leer y escribir con bastantes faltas de ortografía, pero esto bastara para su misión de Madre Fundadora.

Ya de joven, nadie osaba hablar mal o pronunciar blasfemias en su presencia. Si hablaban algo menos puro, al verla llegar, decían, cambiando de conversación: "Callad, que viene Angelita".

Trabajo durante algún tiempo como zapatera y llego a hacerlo muy bien. Era la mejor compañera. La dueña, Dña. Antonia, estaba encantada de ella y exhortaba a las demás a que la imitaran. Hacia rezar el rosario y rendían mas que antes. En casa también seguía siendo muy mortificada y ejemplar. El Padre Torres Padilla era muy amigo de la familia donde trabajaba como zapatera. Le habrían hablado de la maravilla de aquella joven.

Un día le dice: "Angelita-¿a que enemigo hay que temerle mas?"-"Al demonio", se apresuro a contestar Angelita.-"No, hija, no-replico Padre Torres-el peor enemigo es el mundo". Padre Torres, viendo el alma tan pura de Angelita y que aquel tesoro no era para el mundo, le dijo: "¿Has pensado alguna vez en consagrarte a Dios en la vida religiosa? Yo creo que tu y yo daremos juntos un paseito por el cielo".

Fue a la Madre Priora de las Carmelitas Descalzas de Sevilla, pero la vieron un tanto débil y no la admitieron por temor a que no pudiera observar la Regla. Después ingreso en las Hermanas de la Caridad... Llego a vestir el habito, pero hubo de salir del convento por enferma. El Señor le tenía reservada otra misión. Viendo que no podía ser monja en el convento, se dijo a si misma: "Seré monja en el mundo" e hizo los Votos religiosos.

El Señor la hizo ver muchas calamidades, muchos pobres, y para remediarlo le inspiro fundar las Hermanas de la Cruz, llevando una vida pobre como ellos. El 12 de agosto de 1875 es el día señalado para dar comienzo a su gran Obra. La siguen bastantes jóvenes y mayores que quieren imitar a Sor Ángela y seguir su mismo genero de vida. Empiezan a llamar la atención en Sevilla, en Madrid, en todas partes donde se abren camino: Son humildes, visten muy pobremente, se preocupan del desecho de la humanidad.

Madre de los Pobres. Todos caben en sus casas. La austeridad será nota distintiva de sus casa y de sus personas. A los pobres no les faltara nada, a ellas, si. Roma aprueba su Obra. Es lo que ella esperaba. Es su mayor gozo. Ya puede morir en paz. Murió el 2 de marzo de 1932, volcándose toda Sevilla ante su capilla ardiente. Fue beatificada el 5 de noviembre de 1982 en el viaje del Papa a Sevilla. Su cuerpo se venera en la Capilla de la Casa Madre de las Hermanas de la Cruz, en Sevilla.

El domingo 4 de Mayo de 2003 fue canonizada por su Santidad Juan Pablo II en la plaza de Colón, en Madrid dentro de los actos del quinto viaje del Santo Padre a España.

¿Qué podemos aprender de Sor Ángela de la Cruz?

Sor Ángela de la Cruz fue pobre: su máxima era vivir la pobreza evangélica, como Jesucristo, porque sólo desde la pobreza podrá comprender y ayudar a los pobres. Dedica su comida y las limosnas que recibe para los pobres del barrio. Su atención a los pobres le lleva a 'chupar' la supuración de las llagas de una enferma a punto de morir, y que sana al poco tiempo. Ese desprendimiento la lleva a concebir una Compañía en la que sus monjas estén al servicio de los pobres, desprendidas de todo, sin más ropa que la puesta, con un régimen de comidas austero, dormir en tarimas de madera… sus religiosas son mendigas, y todo lo reciben de limosna. Con un objetivo cristiano: llevar todas las almas a Dios.

Humilde: ser 'nada' en la voluntad de Dios; obedecer continuamente; vivir en una actitud continua de recogimiento; aceptar las reprimendas y no justificarlas cuando son injustas. Humildad que se plasma en sus Hijas: piden limosna, visitan y ayudan a los enfermos.

Madre: madre para los pobres, a quienes da todo lo que tiene, y sobre todo su amor. Madre para sus Hijas, a quienes quiere y cuida, a quienes dirige cartas circulares, y cartas personales; a quienes exhorta a vivir muy unidas, con paz y tranquilidad, siendo ángeles de paz, con un testimonio de pobreza evangélica y de alegría. Madre que creará internados para las hijas huérfanas de los enfermos que asisten las Hermanas, y escuelas para las niñas humildes, incluso escuelas nocturnas para las obreras. Pobreza sí, miseria no. Confianza: en la divina Providencia y en las personas que la Divina Providencia ponía a su lado.

Amor a la Cruz: las casas de las Hermanas son como un Calvario, y en el dormitorio hay un altar con una Cruz.